
Por decir algo, digo que un mar lentísimo se aparece
como en sueños y que un día sin nubes cae en el
Se deshojan las flores en los viejos campos que la maleza ha cubierto de angustia, y los retoños lloran, y el almendro ha dejado caer, en su agonía, sus flores. Y, sigilosa, la muerte ronda furiosa sobre los árboles, mientras las horas bañan de soledades las laderas.
Los campos extensos se convulsionan con el viento. Y contemplo la quietud entremezclada con las diversas formas, que arrullan la calidez de la espesura… Y a mí, que os miro sin daros cuenta, me dais vida, y grito en silencio aquello que sin querer me provocáis... porque alzando los ojos... veo la desnudez de la luz que de vosotros brota.