Me dicen que has muerto las adelfas hirientes
de los jardines yertos, y no quiero que el sueño
que retiene mi pecho se marche de esta noche
completa cabalgada, de llanto, por los bosques...
Si no existe ventana, ni lira encadenada,
a los bancos de ayer, ni a los pétalos húmedos,
si no existen arroyos sumergidos de espumas
ni cometas, de piedra, cruzando tu paisaje.
Sueños, como ausencias, de crepúsculos nuevos,
redoblan en el aire, del páramo encendido,
infinitos rumores de castillos y torres,
cataclismos guerreros y mares olvidados...
Y vienes de la sombra de mi dolor de ahora,
con sabor a la tarde, compartida en tus labios
y deshago la historia, completa, y en tus brazos
duermo la noche como un sueño encantado.
En las torres y piedras de los claustros viejos
se levanta de la noche un vergel infinito.
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