sábado, 14 de abril de 2007

Todo lo que tiene de bello el mar

lo refiero a la tarde infinita,

motores de la ciudad, jardín y cementerio

de chatarras fósiles, inamovibles y eternas.

O acaso es una referencia

al sentimiento lírico, a un estado

que acompaña al hombre.

Estas horas de mis tardes

tienen los teoremas, los signos

que conviven conmigo y, como parte viva,

construyen mi lenguaje

repetitivo, inusual, gastado,

que al final nos parece

una memoria viva.

No hay comentarios: